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Posee un valor singular, valor camuflado bajo la apariencia de una iglesia sencilla, pequeña y sin nada que destaque a simple vista. Todo esto va a cambiar cuando profundicemos un poco en su historia. La podemos definir coma una auténtica joya del románico rural.

Conserva aún hoy en día la planta primitiva de nave y ábside, ambos rectangulares con un tejado a dos aguas. No dejó de sufrir reformas al igual que otras muchas iglesias de esta época y una vez más vemos como esas reformas iban encaminadas a ampliar el presbiterio, sustituyendo el antiguo y originario arco triunfal románico por otro de hechura neoclásica. Si se conservase el arco románico, hoy en día estaríamos hablando de una iglesia con un valor histórico-artístico extraordinario. Aún así, posee una serie de elementos que la caracterizan.

El primero de ellos es la presencia de una ventana absidal que, a pesar de la reforma llevada a cabo, permaneció intacta en su lugar de origen. Se trata de una ventana saetera en arco de medio punto. En ella debemos resaltar los elementos decorativos que la enmarcan exteriormente junto con una piedra calada con la que se cierra el vano por la parte interior. Los elementos exteriores son los clásicos de las ventanas románicas importantes, es decir, un par de columnas, con las basas y capiteles sobre las que se apoya una arquivolta en arco de medio punto. Cabe destacar la importancia de la piedra calada que cierra el vano interior, piedra prerrománica con motivos cruciformes. Tanto en la parte superior coma en la inferior tiene cuatro calados en forma de hoja. Están trazados geométricamente por cuatro semicircunferencias, dos en sentido vertical y dos en horizontal, cuyos extremos se juntan dos a dos. En el centro de la piedra aparecen otros tres calados en forma de tres aberturas paralelas, verticales, alargadas y estrechas.

Otro de los tres elementos a los que hacíamos referencia es el tímpano que encontramos en la puerta principal. Un tímpano en el que se representan conjuntamente un pantocrátor (representación de Jesucristo como rey de reyes), un Cielo Empíreo (simbolizado por el cielo lleno de estrellas junto con el sol y la luna) y un halo trilobulado (la figura de Jesucristo normalmente aparecía rodeada por una línea en forma de almendra, que aquí aparece dividida en tres partes). Todo esto en conjunto es lo que hace singular este elemento arquitectónico. El pantocrátor aparece gravado de forma tosca con muy poca habilidad; podemos hablar de un pantocrátor precoz de segunda mitad del siglo XI y cuya técnica de grabado está más próxima a la tradición visigótica que a la románica. El cielo estrellado rodeando el pantocrátor contribuye a la singularidad del conjunto, que, como colofón final, presenta la figura de Jesucristo envuelta en un halo trilobulado. Todo esto hace que el tímpano de la puerta de entrada se pueda calificar coma singular, como una primicia escultórica a nivel estatal.

El último de los elementos característicos es el crismón trinitario que encontramos en la puerta norte de la iglesia. En primer lugar, hay que decir que un crismón es una representación de Jesucristo, y es trinitario porque representa a las tres divinas personas de la Santísima Trinidad. La figura del crismón no es nueva; sin embargo, podemos decir que lo que hay en Santa Cruz es muy característico según afirmaciones de estudiosos de este tipo de representaciones escultóricas. Los crismones están formados por la superposición de letras P(ater), I(esus) –X(ristos) (et) S(piritus), S(anctus); junto a estas letras aparecen normalmente las letras del alfabeto griego alfa y omega (la primera y la última del alfabeto), que simbolizaban que Jesucristo era el principio y el fin de todas las cosas. Pues bien, en el crismón de Santa Cruz estas dos letras no aparecen y ocupan su lugar cuatro puntos o bolitas colocadas simétricamente dos encima de la I horizontal. Esto fue lo que lo convertía en único hasta que se encontró otro de características muy similares en Melide. En él podemos ver una serie de iniciales "PE" "PRE" que harían referencia a las abreviaturas de PELAGIO, PRESBÍTERO, que bien podían corresponder al maestro que dirigió la obra o bien al nombre de su fundador.

Esta peculiar iglesia de finales del siglo XI o comienzos del XII tiene a su lado un crucero de piedra formado por un pedestal en el que aún quedan huellas de la existencia de un peto y cuyo conjunto se asienta sobre una base escalonada. En el pedestal se alza una cruz del tipo y tamaño propio de los cruceiros. En el cruceiro vemos una inscripción que dice "devotos de las almas año 1865".